“Hay pocas cosas más
difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto”. El corrupto vive del oportunismo e incluso
llega a interiorizar una máscara de hombre honesto. “El corrupto no puede
aceptar la crítica, descalifica a quien la hace, busca disminuir cualquier autoridad moral que pueda cuestionarlo”,
incluso ataca con insultos a todo el que piense diferente y si puede lo persigue.
“El corrupto se cree un vencedor”. No conoce la hermandad o la amistad,
sino la complicidad y la enemistad”
“El corrupto no percibe
su corrupción”. Es como el mal aliento: “difícilmente quien lo tiene se da
cuenta, son los otros quienes se percatan y deben decirlo. Por tal motivo,
difícilmente el corrupto podrá salir de su estado”.
La corrupción “se ha
vuelto natural, … una práctica habitual en las transacciones comerciales y
financieras, en las contrataciones
públicas, en cada negociación que implica a agentes del Estado.
“Las formas de corrupción
que se necesitan perseguir con mayor severidad son aquellas que causan graves
daños sociales, sea en materia económica y social – como por ejemplo, los
graves fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal en las
administraciones – como en cualquier tipo de obstáculo que interfiere al
ejercicio de la justicia con la intención de procurar la impunidad de los
propios delitos o de terceros”.
El
Señor no se cansa de llamar a las puertas de los corruptos.
Fuente: ACIPRENSA
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