sábado, 1 de noviembre de 2014

CORRUPTOS Y CORRUPCIÓN, SEGÚN PAPA FRANCISCO

“Hay pocas cosas más difíciles que abrir una brecha en un corazón corrupto”. El corrupto vive del oportunismo e incluso llega a interiorizar una máscara de hombre honesto. “El corrupto no puede aceptar la crítica, descalifica a quien la hace, busca disminuir cualquier autoridad moral que pueda cuestionarlo”, incluso ataca con insultos a todo el que piense diferente y si puede lo persigue. “El corrupto se cree un vencedor”. No conoce la hermandad o la amistad, sino la complicidad y la enemistad”

“El corrupto no percibe su corrupción”. Es como el mal aliento: “difícilmente quien lo tiene se da cuenta, son los otros quienes se percatan y deben decirlo. Por tal motivo, difícilmente el corrupto podrá salir de su estado”.

La corrupción “se ha vuelto natural, … una práctica habitual en las transacciones comerciales y financieras, en las contrataciones públicas, en cada negociación que implica a agentes del Estado. 

“Las formas de corrupción que se necesitan perseguir con mayor severidad son aquellas que causan graves daños sociales, sea en materia económica y social – como por ejemplo, los graves fraudes contra la administración pública o el ejercicio desleal en las administraciones – como en cualquier tipo de obstáculo que interfiere al ejercicio de la justicia con la intención de procurar la impunidad de los propios delitos o de terceros”.
El Señor no se cansa de llamar a las puertas de los corruptos.

Fuente: ACIPRENSA

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